sábado, 22 de noviembre de 2008

LOS SIETE EGOS

LOS SIETE EGOS
En la hora más silente de la noche, mientras estaba yo acostado y dormitando, mis siete egos
sentáronse en rueda a conversar en susurros, en estos términos:

Primer Ego: -He vivido aquí, en este loco, todos estos años, y no he hecho otra cosa que renovar
sus penas de día y reavivar su tristeza de noche. No puedo soportar más mi destino, y me rebelo.

Segundo Ego: -Hermano, es mejor tu destino que el mío, pues me ha tocado ser el ego alegre de
este loco. Río cuando está alegre y canto sus horas de dicha, y con pies alados danzo sus más
alegres pensamientos. Soy yo quien se rebela contra tan fatigante existencia.

Tercer Ego: - ¿Y de mi qué decís, el ego aguijoneado por el amor, la tea llameante de salvaje
pasión y fantásticos deseos? Es el ego enfermo de amor el que debe rebelarse contra este loco.
Cuarto Ego: -El más miserable de todos vosotros soy yo, pues sólo me tocó en suerte el odio y las
ansias destructivas. Yo, el ego tormentoso, el que nació en las negras cuevas del infierno, soy el que
tiene más derecho a protestar por servir a este loco.
Quinto Ego: -No; yo soy, el ego pensante, el ego de la imaginación, el que sufre hambre y sed, el
condenado a vagar sin descanso en busca de lo desconocido y de lo increado... soy yo, y no
vosotros, quien tiene más derecho a rebelarse.
Sexto Ego: -Y yo, el ego que trabaja, el agobiado trabajador que con pacientes manos y ansiosa
mirada va modelando los días en imágenes y va dando a los elementos sin forma contornos nuevos y
eternos... Soy yo, el solitario, el que más motivos tiene para rebelarse contra este inquieto loco.
Séptimo Ego: - ¡Qué extraño que todos os rebeléis contra este hombre por tener a cada uno de
vosotros una misión prescrita de antemano! ¡Ah! ¡Cómo quisiera ser uno de vosotros, un ego con un
propósito y un destino marcado! Pero no; no tengo un propósito fijo: soy el ego que no hace nada; el
que se sienta en el mudo y vacío espacio que no es espacio y en el tiempo que no es tiempo, mientras
vosotros os afanáis recreándoos en la vida. Decidme, vecinos, ¿quién debe rebelarse: vosotros o yo?
Al terminar de hablar el Séptimo Ego, los otros seis lo miraron con lástima, pero no dijeron nada más; y
al hacerse la noche más profunda, uno tras otro se fueron a dormir, llenos de una nueva y feliz resignación.
Sólo el Séptimo Ego permaneció despierto, mirando y atisbando a la Nada, que está detrás de todas las
cosas.
GIBRÁN KHALIL GIBRÁN

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